Desde su surgimiento como baile en las cortes del Renacimiento en italia, su acogida, impulso y profesionalización en Francia, siendo el mismo rey Luis XIV un apasionado bailarín de Ballet, quien fue protagonista en varios montajes. Se ha propagado en todo el mundo y continuando su evolución gracias a su elegancia, exigencia y belleza. El trabajo en puntas, sus exigentes extenciones, precisión de movimiento y rotaciones musculares, sus marcaciones y sofisticadas secuencias y coreografías han convertido al Ballet en una disciplina altamente formativa para todo todo tipo de baile y todo artísta escénico.